La ingenua Carly Tate se sentía perdida. El peligroso
Lorenzo Domenico no sólo era su tutor, también era el primer hombre que hacía
que se le acelerara el corazón, pero sabía que el guapísimo italiano no veía en
ella más que una mujer tímida y mediocre...
No imaginaba que para Lorenzo ella era como una ráfaga de
aire fresco y estaba convencido de que, bajo ese aspecto anodino, se escondía
un cuerpo voluptuoso... un cuerpo que quería descubrir personalmente...
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