Hacía tiempo que a Natasha Kirby le entristecía la contienda
de su familia con los Mandrakis y de repente se encontraba bajo fuego cruzado.
La empresa familiar había caído en manos del despiadado Alex Mandrakis y ella
recibió un terrible ultimátum: o sacrificaba su virginidad o él destruiría a su
familia.
Cautiva en el lujoso yate de Alex, Natasha descubrió que sus
temblores de miedo se transformaban en escalofríos de deseo. En conciencia
tendría que despreciarlo, pero, poco a poco, empezó a desear que la agridulce
seducción continuara eternamente...
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