Emma March sólo había hecho su trabajo: cuidar del recién fallecido Valentino Fiorenza. No esperaba que la hubiese incluido en su testamento, y mucho menos que pusiese como condición que tenía que casarse con su hijo. Pero su situación económica era desesperada...
Rafaele decidió tratar a Emma como la cazafortunas que pensaba que era. Se casaría con ella, se acostaría con ella, y la destruiría. Pero entonces descubrió que su esposa era virgen...
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