(Resumen
del cuarto capítulo: Raquel tiene que cubrir el estreno de la última
película de Manu en Madrid y en plena locura de paparazzis y fans, se ve
arrastrada por la multitud y está a punto de ser aplastada cuando
alguien sale a su rescate. Perpleja a comprobar que ha sido el propio
Manu y que este se encara a su compañero de trabajo. La tensión lo cubre
todo....).
Agotada llegó a mi casa a las 23:30.
Haber
estado metida en todo aquel berenjenal, con la gente empujándome, no es
algo que me agrade, pero indiscutiblemente forma parte de mi trabajo.
Cuando
abro la puerta, Flash, mi precioso perro viene a mi encuentro. Su
recibimiento, como siempre, me hace sonreír y cuando ve que cojo la
correa para sacarlo a la calle ¡hasta parece que sonríe!
Tras
pasar media hora con él y sus amiguitos perrunos en el parque que hay
frente a mi casa, cuando regreso, entro en mi habitación, me quito los
vaqueros, la camiseta, las botas y me pongo algo cómodo.
Ataviada
con un pijama con la insignia de Batman en mi pecho, me preparo un
sándwich y abro una ensalada de esas que vienen preparadas. Mi tiempo es
oro.
Con ello entre
las manos me siento en el sofá dispuesta a relajarme viendo la tele,
pero en mi mente vuela una y otra vez el encontronazo con Manu en la
puerta del evento, hasta que me regaño y grito.
—¡Basta ya de pensar en ello cansina!
Flash me mira. El pobre debe de pensar que estoy como una cabra.
Con
el mando de la televisión en la mano comienzo a cambiar canales hasta
que encuentro una peli que adoro. 'Australia'. Y mientras como ensalada,
me preparo para ver al guapísimo Hugh Jackman echarse el cubo de agua
por encima. Por Dios… por Dios… vaya cuerpazo que tiene el bombonazo de
Hugh y que bien se echa el agüita por el cuerpo.
Ensimismada estoy con la película cuando mi móvil vibra y al mirar el mensaje me atraganto cuando leo.
¿Es 3º A, B, C o D?
Boquiabierta blasfemo. Por Dios qué boquita tengo.
Es
Manu y no pienso contestar cuando recibo otro mensaje que dice: "Son
las 00:20. Si no quieres que despierte a tus vecinos, dime qué letra
es".
¡MecagoensupadreensumadreensuprimaladeMurciayentodasufamilia!
¡Me agobio!
Mi
vecino Gregorio el hombre se levanta a las 3 de la mañana para irse a
comprar fruta a MercaMadrid y si llama ¡le corta el sueño! Por lo que
cojo el móvil y escribo.
Olvídate que existo ¡pesado!
Dejo
el móvil sobre la mesita y doy un mordisco a mi sándwich, pero la
inquietud que tengo en el cuerpo ya no me la quita nadie, cuando escucho
sonar un portero automático.
¡Por Dios… por Dios…! ¿De verdad va a llamar a todos?
Horrorizada, cojo el móvil y pongo: "3º C"
Dos segundos
después suena mi portero. Lo miro como el que mira a su peor enemigo y
cuando vuelve a sonar, lo cojo y pregunto lentamente.
—¿Qué narices quieres?
—Escucha Raquel. Solo quiero verte y aclarar lo que ha pasado y…
—Lo que ha pasado por mí está aclarado —le corto—. De verdad que no me tienes que aclarar nada. No sé qué pretendes pero…
—O abres la puerta o llamo al 3º B.
—¡No serás capaz!
—Ponme a prueba —me suelta.
Nooooooooooooo….
Ese
es el de mi pobre vecino Gregorio. Y antes de que se le ocurra poner su
dedito en el portero de aquel, mi dedazo se pone sobre el botón de mi
portero y abro.
Maldigo.
Maldigo a todo el mundo porque aquel está allí, cuando un par de
minutos después, escucho que unos nudillos llaman a mi puerta.
Flash, me mira. Se levanta. Se pone alerta y mirándolo siseo.
—Ataca y muerde.
Respiro
hondo, voy hacia la puerta, eso sí, antes me miro en el espejo para ver
que estoy presentable y una vez mi pelo está medianamente decente, abro
como el que no quiere la cosa y antes de que él diga nada gruño.
—No sé que haces aquí, pero si sé que o te vas o lo vas a lamentar.
—¡Batman! —sonríe él mirando la pechera de mi camiseta—. ¿Sabes que me
han propuesto para trabajar en la próxima película de Batman?
Lo miro. Me importa un pimiento sus proyectos y al sentir que mi perro se pone a mi lado digo.
—Vete, o Flash se encargará de ti. Está entrenado para atacar.
Pero
antes de que termine de decir aquello último, el sinvergüenza de Flash,
el entrenado para atacar, se pone a dos patas sobre él y se lo come a
besos, mientras Manu sonriendo dice.
—Creo que su entrenador te está engañado.
…Continuará
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