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viernes, 2 de diciembre de 2016

Megan Maxwell y el capítulo 29 de su relato erótico para Woman's Day

Tras la ruptura de Raquel y Manu, estamos todas un poco desoladas, ¿habrá reconciliación o seguiremos sufriendo?

(Resumen: Tras los conflictos entre Manu y Raquel, el actor cree que su relación no tiene ningún futuro y Raquel, aunque se muere de ganas por estar con él, no le replica y finalmente, deciden dejarlo).
Pasan cinco días desde el mayor desastre de mi vida y mis compañeros periodistas, se enteran por la representante de Manu que lo nuestro se ha acabado.

No quiero ni imaginarme la sonrisita de satisfacción de la jodida Concha, al ver que ya no tendrá que volverme a ver, pero reconozco que lo que más me enajena es ver que Manu, ni me llama, ni me escribe.
¿De verdad que lo nuestro se ha acabado?
Intento ser discreta.
No quiero que nadie se apene por mí pero mis compis son muy pesados. Me siguen, me acosan, no me permiten hacer mi trabajo y me agobio. Intento hablar con ellos, pero nada ¡pasan de mis palabras!
De pronto he dejado de ser una compañera para ser una noticia ¡ymecagoentoooooo!
Recibo un mensaje de Pedro, el fotógrafo. Al abrirlo veo una foto de Manu en una glamurosa fiesta entrando de la mano de una mujer. ¡Idiota!
Su poder de recuperación por mi ausencia es increíble y mi compañero Pedro es un cabrito.
Al día siguiente vuelvo a recibir otra foto de Pedro. En esta ocasión Manu asiste al desfile de moda de Corroncho Mingal y sonríe con una pelirroja.
Enfadada ya no solo con Manu, marco el teléfono de Pedro y siseó.
- ¿Quieres hacer el favor de dejar de enviarme fotos?
No veo el rostro de Pedro pero me sorprende cuando le oigo decir.
- Si te las envío, es para que le hagas saber a ese gilipollas que es lo que se pierde —no respondo. Si lo hago, le voy a decir de todo menos bonito cuando aquel añade—. Me han dado un chivatazo y es que esta noche irá a la inauguración de la…
Enfadada cuelgo. ¿Acaso me tiene que dirigir la vida?
Pero las palabras de Pedro me despiertan, me hacen ver que tiene razón.
Yo… aquí sufriendo, mientras que el otro se divierte a lo grande, y tomando las riendas de mi vida y recuperando mi mala leche, todo hay que decirlo, marco el teléfono de Pedro, digo.
- ¿Dónde estará esta noche?
Oigo reír a Pedro. Al final no va a ser tan cabrito como creo e indica.
- Sala Carraste, a partir de las once de la noche.
Asiento, se lo agradezco y cuelgo.
Acto seguido, llamo a Gloria, Iker y a Jesús y quedo con ellos. Esta noche quiero juerga.
Tras la cena, los cuatro nos dirigimos en las motos de Iker y Jesús, a la sala en cuestión y por suerte el revuelo de la entrada de famosetes se ha debido de acabar. Aquello está muy tranquilo.
Pedro, al verme, en vez de tirarse a hacerme fotos, distrae a los compañeros que esperan como él la salida de los famosetes y con una sonrisa se lo agradezco.
Nerviosa llego hasta la puerta de la sala. Saber que Manu está allí me hace temblar, pero dispuesta a continuar con mi vida, me agarro al brazo de Iker y con la mejor de mis sonrisas entramos en el local.
Nos dirigimos a la barra y una vez pedimos con disimulo hago un escaneo de la sala, hasta que lo encuentro. Esta junto a un grupo de trajeados hablando.
¡Ay madre…. Ay madre lo que me hace el cuerpo al verlo!
De pronto comienza a sonar por los altavoces la voz de Mark Ronson, junto a Bruno Mars cantando Uptown Funk y la sala de fiestas se viene arriba. Está más que claro que a todos nos gusta esa canción e Iker que es un tío divertidísimo me mira y dice tirando de mí.
- Vamos Raquelita ¡bailemos!
Y mira… como me encanta esa canción me dejo llevar y disfruto bailando con Iker, mientras sonrío y hago el pavo sin pensar en nada más. De nuevo vuelvo a ser la loca Raquel dueña de su vida y disfruto… disfruto y ¡disfruto!
Pero cuando la canción acaba, e Iker y yo estamos abrazados me percato que Manu, está mirándome, pero obviándole, me doy la vuelta y regreso a la barra junto a Iker.
A partir de ese momento me siento constantemente observada. Y mira, en cierto modo hasta me gusta, mientras me observa a mí con cara de pez estreñido, no tontea con las mujeres que se mueren porque les preste atención.
A las dos de la mañana, decidimos ir a otro local y cuando vamos hacia la salida soy consciente de que Manu viene detrás de nosotros. Al salir miro a Pedro y, sin dudarlo, le hago una seña y este rápidamente avisa.
- Chicos sale Manuel Beltrán.
Parado por mis compañeros no consigue alcanzarme y una vez Iker arranca la moto y, miro por el espejo retrovisor, el corazón me late a mil al ver a Manu con cara de cabreo rodeado de fotógrafos.
Tras ir a un par de sitios más, me voy a dormir a casa de Gloria y al levantarme tengo un mensaje en el móvil de Pedro.
Esta noche, cine Godiva a las diez. Estreno de Bridges Jones´s Baby.
Pedro vuelve a avisarme ¡qué majo!
Sin dudarlo, llamo a mi amigo Kevin, consigo entradas para el estreno de le peli y allí que nos plantamos. Pero esta vez no soy discreta. Si mis compis quieren fotos ¡se las doy! Y poso en el photocall con Kevin cogida del brazo.
Manu que está respondiendo a los periodistas cuando me ve, siento su incomodidad en la mirada pero yo con dignidad paso por su lado y ocupo mis butacas. Y hay que ver lo que me gusta la peli y lo identificada que me siento con Bridget Jones.
Cuando la película termina, y me levanto para marcharme, de pronto siento que alguien me coge del brazo. Al mirar me encuentro con Manu. Por Dios… ¿puede cada día estar más guapo? Y dice.
- ¿Podemos hablar un momento?
Quiero decirle que sí. Necesito hablar con él, pero como ni yo misma me pillo en ocasiones, tras torcer el cuello, respondo.
- No. No tengo nada que hablar contigo.
Y sin más, me voy de allí con Kevin, con la sensación de que esta vez le he dado yo calabazas a la estrellita. Y oye… ¡me siento mejor!
A partir de ese momento Manu entra en el juego y yo no dispuesta a que mis compañeros me cataloguen como la nueva viuda de España porque un súpermega actor haya pasado de mí, juego y juego sucio.
Me dedico a pasarlo bien sin pensar en nada más, encontrándome con él en mil sitios, mientras mi pobre madre horrorizada, no gana para disgustos con tanta foto en la prensa.
Según ella, se me ha ido la cabeza.
Según yo, la siento perfectamente sobre mis hombros.
Al final, Manu se marcha para Los Ángeles. Ha de iniciar el rodaje de su nueva película, y al saberlo siento que el corazón se me encoge, pero mirándome en el espejo me hago saber que cuando existe magia, no hace falta buscarle el truco y sin duda, la magia no existió entre Manu y yo.
Pasan dos meses y nos plantamos en diciembre. Siempre me gustó la Navidad, pero este año, no sé si me va a gustar pues ando algo tontorrona, pero saco mi lado guerrero y me obligo a quererme. Quizá no soy la tía más guapa, ni la que tiene el pelazo más increíble, ni los dientes mas perfectos, pero soy Raquel, una mujer curranta, a la que quiere su familia y buena persona.
¿Qué más puedo pedir?
Bueno sí… por pedir… pedir… podría pedir… un poco de magia.
Pero no… ¡me niego!
Y tras mirarme al espejo, me pongo un gorro de lana negro y cogiendo la correa de Flash digo.
- Vámonos a dar un paseo.
Cuando salgo de mi portal hace frío. Diciembre en Madrid puede ser matador, pero dispuesta a tomar el aire con Flash, me cierro el abrigo y me lanzo a la calle.
Como siempre Flash va como un loco. A veces pienso si yo lo saco a él a pasear, o él me saca a mí y cuando llego al parque lo suelto para que corra y se desfogue. Ni qué decir que aquel comienza a correr como un loco y yo sonriendo me siento en un banco a observarle.
Abstraída estoy mirándolo cuando escucho que alguien detrás de mi pregunta.
- ¿Podemos hablar?
Al escuchar esa voz miro hacia atrás y buenoooooo… bueno… buenoooo. Lo que me entra por el cuerpo es poco.
Manu en persona está allí y yo no puedo ni hablar.
…Continuará

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