Estamos deseando leer si Raquel y Manu arreglan lo suyo ¿tú no ?
(Resumen del capítulo anterior: Raquel decide pasar a la acción tras su ruptura con Manu y se deja ver en todos los eventos a los que el actor acude. Lo que no se esperaba era encontrarse a Manu en el parque mientras paseaba con Flash).
¡Mamasitalinda los calores que me entran!
Verlo allí cuando no lo esperaba me deja totalmente desubicada, pero con la mayor tranquilidad que soy capaz de tener respondo.
- Vaya… tú por aquí ¿qué se te ha perdido por estos barrios?
El gesto de Manu es confuso.
No sé si está enfadado o acojonado y como no dice nada, solo me mira, me levanto del banco donde estoy sentada y sacando ese endemoniado carácter que Dios me ha dado insisto.
- ¿Qué narices quieres?
Manu da la vuelta al banco para ponerse junto a mí e indica.
- Me equivoqué. Me enfadé contigo por algo que tú…
- Exacto —lo corto—. Te equivocaste —y al ver que la comisura de sus labios se curva, con toda mi mala leche suelto—. Como te estás equivocando, si te crees que porque plantes tu bonito culo ante mí, yo voy a perder el mío para perdonarte.
Parpadea. Mi estrellita no está acostumbrada a que una mujer le hable así y cuando va a decir algo, me doy la vuelta y grito.
- Flash ¡vámonos!
El mencionado para su carrera y, al ver a Manu, viene raudo y rápido, pero antes de que se acerque a él, lo agarro del collar y con voz de ordeno y mando siseo.
- ¡Quieto!
Mi pobre Flash se paraliza. Ni pestañea, cuando Manu dice.
- Escucha Raquel, sé que…
- Ah… ¿ahora sabes? —suelto furiosa—. Mira guapo, paso de seguir jugando al jueguecito de ahora sí, ahora no. Ahora voy con una rubia, ahora con una morena ¿y sabes por qué? —Manu ni se mueve—. Primero, porque me quiero. Segundo, porque me gusta mi trabajo y quiero seguir disfrutando de él, y tercero, porque no estoy dispuesta a sufrir por alguien que al menor problema, me deja tirada sin pensar en mis sentimientos. Por lo tanto… ¡airecito estrellita y déjame en paz!
Dicho esto, comienzo a caminar sujetando a Flash al que se le va a descuajeringar la cola de tanto moverla, por lo contento que está por ver a Manu. Aisss si es que mi perrín es un buenazo.
Sin mirar atrás sé que me sigue y soy consciente de que algunos lo reconocen y se paran a mirarlo y a hacerle fotos con el móvil.
Sigo y sigo hasta que llego a mi portal y sin dejarlo entrar le doy con la puerta en las narices y le digo adiós con la mano y una maquiavélica sonrisa.
Un minuto después, una vez cierro la puerta de mi hogar, me desinflo y tras soltar a Flash que se va derechito a su cazo de agua, yo voy derechita al grifo ¡también necesito agua!
El corazón me bombea con fuerza, lo ocurrido no lo esperaba, cuando escucho unos golpecitos en mi puerta y sin hacer ruido me acerco a ella. Miro por la mirilla y ¡oh Dios… oh Diosssss!
¿Pero cómo puede estar allí si yo no le he abierto la puerta del portal?
Manu vuelve a llamar e incapaz de quedarme callada siseo sin abrir.
- No sé qué haces aquí pero más vale que te pires, o te juro que soy capaz de llamar a alguno de mis compañeros para que venga y te haga fotos en la puerta de mi casa. Sin duda, verlas a tu querida representante le encantarán.
- Llámalos… no pienso irme sin hablar contigo. Y lo que piense Concha es lo que menos me importa en este momento, porque solo me importas tú.
¡Wooooo virgencitadelosalumbrados!… reconozco que su respuesta me gusta y tras unos segundos en silencio, insiste.
- Sé que lo nuestro es complicado. Tú periodista y yo actor. Se puede decir que estamos en bandos supuestamente contrarios pero te quiero, joder cariño ¡te quiero! Y sé que tú me quieres y eso es lo único que me importa. Raquel eres lo más verdadero, bueno y mejor que tengo en mi vida y reconozco que junto a ti, me siento mejor persona.
Boqueando como un pececillo lo escucho, cuando veo a través de la mirilla a mis vecinos abrir sus puertas y con todo el descaro del mundo mirarlo. Manu al verlos les sonríe y apoyando su frente en mi puerta prosigue.
- Escúchame cariño. Por ti estoy dispuesto a lo que quieras. Si he de trasladarme de nuevo a España, lo haré. Si he de rechazar papeles que interpretar, los rechazaré, pero lo que no voy a hacer es perderte a ti, porque sin ti me he dado cuenta que mi vida ya no tiene sentido.
- Muy bien muchacho —oigo decir a mi vecino Manolo—. Así se habla.
- Cariño —prosigue Manu tras sonreírle a aquel—. Por favor. Piénsalo. Piensa en los bonitos momentos que hemos pasado juntos y en los cientos de ellos que nos quedan por pasar. Raquel, metí la pata. Me enfadé. Me ofusqué y no pensé en nada más. Pero no verte, no tenerte, estar alejado de ti, me ha hecho darme cuenta de lo mucho que te necesito y te quiero y…
Uf… Uf… lo que me entra por el cuerpo mientras lo escucho.
Tras la puerta, el hombre que adoro, que amo, que venero, está diciéndome las cosas más bonitas e increíbles que nunca pensé que pudiera decirme y cuando mi corazón no puede más, abro la puerta, lo miró a los ojos y al ver que sonríe murmuro.
- No sigas...
- Cariño…
- He dicho que cierres la boca —insisto.
- Pero vecina ¿acaso no te gusta lo que el muchacho te dice? —suelta Alfonsi la cotilla del segundo.
Manu y yo nos miramos y omito decir que de aquel ¡me gusta todo! Pero al final, moviendo la cabeza suspiro y mirándole a los ojos afirmo.
- Yo también te he echado de menos.
La sonrisa de mi estrellita se agranda y deseosa de tenerlo entre mis brazos susurro.
- Ya estás tardando en besarme.
No pasan ni dos segundos cuando ya me devora.
¡Mamacitalindaaaaaaaa cómo me gustan sus tórridos besos!
Mis vecinos aplauden. Menuda función mañanera les estamos ofreciendo en vivo y en directo y sin separar nuestros labios, introduzco a Manu dentro de mi casa, cierro la puerta y como los depredadores sexuales que somos, nos desnudamos y nos hacemos el amor con vehemencia.
Durante horas no existe teléfono, ni email, ni whatsapp ¡ni nada! Solo existimos él y yo y cuando por la tarde decidimos hacer un parón para no deshidratarnos, tumbados sobre la cama, mientras miramos el techo, sudorosos pero felices, Manu pregunta.
- ¿Esto quiere decir que volvemos a estar bien?
Su pregunta me hace sonreír y respondo.
- Creo que esto quiere decir que estamos como dos cabras.
Ambos reímos por aquello. Sabemos que lo nuestro no va a ser fácil, cuando volviéndose hacia mí, abrazándome dice.
- En estos momentos estoy en pleno rodaje y he de regresar mañana a California o el director me matará por irme sin avisar. Pero una vez acabe la película, puedo trasladarme definitivamente a España y…
- No —lo corto—. No quiero que lo hagas.
Manu me mira. Su rostro se crispa y pregunto.
- ¿De verdad dejarías tu vida y trabajo en California por vivir en España?
- Por supuesto. Donde tú estés, quiero estar yo.
Aisss Dios mío ¡si es que me lo como! Y sonriendo susurro.
- Siempre he querido vivir en California.
Boquiabierto me mira. Levanta las cejas. Quiere que le explique lo que acabo de decir, pero creo que mi sonrisa lo explica todo y emocionado susurra.
- Allí tengo muy buenos contactos en la prensa, y si tú quieres...
- ¡Quiero! —afirmo encantada—. Quiero que ambos hagamos lo que nos gusta.
Manu se sienta en la cama. Está nervioso. No esperaba el giro que le estoy dando a los acontecimientos y cogiéndome las manos murmura.
- ¿Qué te parece si mañana te vienes conmigo a California y ves lo que te pueden ofrecer allí? Quedan tres semanas para Navidad y prometo que el 29 de diciembre estaremos aquí para pasar los últimos días del año con ambas familias.
Su proposición me gusta… ¿Acepto o no?
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