Pensaba que era una ladrona... y al final le robó el corazón
El multimillonario griego Leo Christakis está convencido de que los recatados y decorosos trajes sin forma que usa Natasha no son más que una tapadera para ocultar a la mujer interesada y ladina que hay debajo.
Pensando que Natasha ha estado robándole a su empresa, Leo le ordena que esté a su total disposición... dentro y fuera del dormitorio. Natasha se ve inmersa en ese mundo de lujo inimaginable hasta que Leo descubre que es inocente... ¡en todos los sentidos de la palabra! Entonces, llega a la conclusión de que no le queda otra opción que convertirla en su prometida.
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