Jade Ferraro era cirujana plástica y Loukas Demakis estaba
seguro de que atraía a sus ricas clientes utilizando su propia belleza como
reclamo.
Por eso no sintió el menor remordimiento al planear
seducirla para obtener la información que necesitaba y abandonarla después.
Empezó por invitarla a cenar... ¡y le costó un millón de
dólares! Fue entonces cuando descubrió que Jade era inocente.
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