Alex es un salvaje... un verdadero bárbaro»
Harriet había olvidado aquellas palabras de su difunto cuñado, hasta que se encontró ante el más temible oponente de su vida: el autoritario y cruel Alex Diarkos. Él no tuvo piedad al separarla de Nick, su sobrino, con el pretexto de que el niño era su heredero. Pero Harriet no iba a permitirlo, aunque para ello tuviera que entregarse a la exigente pasión de Alex.
Si la única arma que tenía para luchar contra él eran sus encantos, tendría que utilizarlos...
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