¿Alguna vez has estado tan enojado que golpear cosas se siente bien? ¿O
tan insensible que en realidad te sientes embriagado? Los últimos años
han sido así para mí. Viajando entre la furia e indiferencia sin paradas
entremedio.
Algunas personas me odian por eso, mientras otras me tienen miedo. Pero
ninguno de ellos puede herirme, porque no me importa nada ni nadie.
Excepto Tatum.
La amo tanto que la odio. Solíamos ser amigos, pero descubrí que no podía confiar en ella o en nadie más.
Así que la lastime. La aleje.
Pero aún la necesito. El verla me centra, y puedo acumular todo mi enojo
en ella. Involucrándola, retándola, intimidándola… son mi comida; mi
aire, y la última parte de mí que se siente humana en absoluto.
Pero ella se fue. Se fue a Francia por un año, y volvió como una chica diferente.
Ahora, cuando empujo, ella empuja de regreso.
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