Antes de que lo conocieras como Trent en Ten Tiny Breaths, era Cole Reynolds —y él lo tenía todo. Hasta que una noche, cuando toma una decisión errónea y fatal... y lo pierde todo.
Cuando una noche de borrachera en una fiesta universitaria de Michigan State tiene como resultado la muerte de seis personas, Cole debe aceptar su participación en la tragedia. Normalmente, él sería capaz de apoyarse en sus mejores amigos —los que han estado en su vida desde que apenas podía caminar. Pero se han ido. Peor aún, también está el cuerpo destrozado de una chica de dieciséis años de edad, tumbado en algún lugar en una cama de hospital, y toda su vida fue arrebatada a causa de una caja de cerveza y un juego de llaves.
Todos le aseguran que ellos saben que no fue intencional, y sin embargo él no puede ignorar el peso de sus miradas, los susurros a sus espaldas. Tampoco puede librarse del consumidor sentimiento de culpa que siente cada vez que piensa en esa chica que ni siquiera le permite acercarse a su habitación del hospital para disculparse. Mientras pasan los meses y aumenta la vergüenza y la soledad, Cole comienza a perder su control en lo que alguna vez fue importante —la universidad, su novia, su futuro. Su vida. No es hasta que él toca fondo que puede empezar a ver otra manera de salir de su infierno personal: el perdón.
Y sólo hay una persona que puede dárselo...
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