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jueves, 15 de septiembre de 2016

Megan Maxwell y el capítulo 17 de su relato erótico para Woman's Day



Raquel y Manu no tienen una temporada tranquila, sobre todo ella, que menuda sorpresa se llevó al llegar a casa de su querido actor.​
Estoy ilusionada.
Manu y yo llevamos viéndonos a escondidas cerca de tres meses y eso lo hace emocionante. Muy emocionante.
Pensando en él estoy mientras espero en la redacción para hablar con mi Loli. ¡Mi gran Loli!
He recibido una llamada suya y allí me tiene dispuesta a encargarme de los trabajos que me solicite.
Mientras espero, Manu me manda un Whatsapp y yo le respondo mientras me río.
- ¡Qué sonriente te veo!
Al mirar, Loli se sienta a mi lado y yo sonrío. Lo último que quisiera es que nadie supiera con quien hablo y menos tratándose de Manu ¡sería el notición del año!
Por ello, con mucho cuidadito dejó el móvil sobre la mesa, pero este se vuelve a iluminar y Loli, que es una gran curiosa mira y divertida dice.
- El Pato Donald te acaba de enviar otro Whatsapp.
Divertida sonrío. El Pato Donald es Manu, pero eso no se lo voy a decir y respondo.
- Tranquila. Donald sabrá esperar
Mi respuesta llama la atención de Loli, que dejando los papeles que lleva en las manos sobre la mesa me mira y bajando la voz cuchichea.
- No me digas que sales con alguien. ¡Cuéntame!
Sonrío…
Pienso en aquello y respondo.
- Más que salir, digamos que me veo con alguien y me lo estoy pasando muy bien.
Mi móvil vuelve a encenderse y Loli afirma.
- Pues disfruta de ese alguien y pásalo bien por las dos.
Vuelvo a sonreír y sin querer seguir hablando de aquello, pregunto.
- Bueno… ¡tú dirás!
Loli mira los papeles que ha dejado sobre la mesa y cogiendo uno dice.
- Nos ha llegado el rumor de que el actor Manu Beltrán se ve con una chica morena en Madrid y necesitamos saber quién es ella. Por lo tanto quiero que le hagas un seguimiento, hagas guardia en la puerta de su casa y descubras quién es esa mujer. Si somos capaces de sacar esta noticia los primeros, les meteríamos un golazo a otras publicaciones que andan ya tras el Beltrán.
Asiento… asiento y asiento sin dejar de sonreír.
Madre mía… madre mía ¡que esa mujer morena soy yo!
Durante varios minutos escucho a Loli hablar y hablar y hablar. Además de lo de Manu, me encarga otras noticias y una vez acaba dice.
- ¿Te encuentras bien Raquel?
Parpadeo e intentando sonreír respondo mientras saco un abanico de mi bolso para darme aire.
- Sí. Es solo que ando algo acalorada últimamente.
A partir de ese instante me habla de su pronta premenopausia, de sus puñeteros calores que suben y bajan y yo me descompongo al pensar que algún día tendré que pasar por todo aquello.
Pero vamos a ver ¿no es ya suficiente calvario tener la puñetera regla todos los meses que también cuando decida irse tiene que dar la tabarra?
Durante varios minutos hablamos de todo un poco, pero yo ya no puedo pensar en otra cosa que no sea en que la prensa del corazón ya está pendiente de Manu y de mí. Como yo sugerí desde un principio hemos sido discretos y nadie nos ha pillado, pero tengo muy claro que el anonimato nos va a durar muy poco. Sé cómo es la prensa, sé cómo soy yo y sé cómo trabajan mis compañeros y nos van a descubrir, sí o sí.
Cuando salgo de la redacción, aún con el abanico en la mano, camino hacia mi coche y cuando llego a él y entro, cierro las puertas y sin dudarlo marco el teléfono del Pato Donald. Dos timbrazos y escucho.
- Hola preciosa ¿dónde estás?
Acalorada, miro hacia los lados como nunca he hecho en mi vida y bajando la voz murmuro.
- Tenemos un problema.
No veo la cara de Manu, pero conociéndolo imagino que está frunciendo el entrecejo cuando lo escucho decir.
- ¿Qué ocurre?
Como puedo le explico lo que ha ocurrido y una vez acabo murmuro.
- Esto lo cambia todo. Si nos ven…
- Eh… eh… eh… —me corta Manu—. Si nos ven, no pasa nada. ¿Qué tenemos que ocultar?
Suspiro. Me encanta mi vida. Me encanta estar con Manu, pero sé que en cuanto sepan que esa mujer soy yo, mis propios compañeros de profesión me van a volver loca y van a airear todos mis trapos sucios, limpios y a medio lavar y como puedo indico.
- Manu… esto se va a convertir en un problema.
- ¿Por qué?
- Porque… porque tú eres Manu Beltrán, el divo del cine y yo solo soy Raquel Rodríguez y…
- ¿Cómo que solo eres Raquel Rodríguez? —me corta— ¿Pero qué tontería estás diciendo?
Agradezco sus palabras.
Lo que acaba de decir me gusta. Me hace sentir especial, pero he de tener los pies en el suelo e insisto.
- Escucha Manu, hasta el momento hemos tenido suerte y nadie nos ha pillado, pero a partir de ahora la cosa se va a poner fea y…
- Raquel —vuelve a cortarme esta vez con voz tensa—. Esta noche iré a tu casa y hablamos.
- ¡No!
- Sí.
- Pero Manu…
- Tranquila… nadie me verá. Hasta la noche cielo.
Una vez dice aquello, el teléfono queda mudo y cuando lo dejo sobre el asiento de mi coche, suspiro y murmuro.
- Joder… joder… ¡la que se me viene encima!
…Continuará

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